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SALA DE LAS TORTUGAS

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La SALA DE LAS TORTUGAS de la UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, actualmente ubicada en la FACULTAD DE CIENCIAS, muestra una actividad paleontológica desarrollada desde 1965. Su nombre alude al grupo de vertebrados fósiles, notables por su calidad y cantidad, con el que se iniciaron las investigaciones.
También son importantes las colecciones de cocodrilos, perisodáctilos, artiodáctilos, primates, peces y de fósiles indirectos (huellas, coprolitos, huevos).
Se han catalogado más de 15000 ejemplares, que abarcan desde el Jurásico hasta el Cuaternario, entre los que destacan numerosos ejemplares-tipo y figurados, así como otras piezas singulares de gran interés científico, didáctico y museístico.

XXº Aniversario de la Sala de las Tortugas

La tortuga mordida de Cabrerizos «PODOCNEMIS CARBAJOSAI»

En 1968 Eduardo Carbajosa, por entonces alumno de Ciencias Químicas, descubrió, en “Los Caenes”, término de Cabrerizos (Salamanca), los restos delanteros de un quelonio fósil, que extrajo en tres fragmentos.

Estudiado por Emiliano Jiménez en 1970, la singularidad de sus placas óseas y escudos dérmicos motivó que crease una nueva especie de Pelomedúsido, que llamó Podocnemis carbajosai. Pero lo que destaca en este ejemplar son la huellas del ataque de un depredador, que le dejó una rotura incisiva en el borde del epiplastron, un orificio cónico sin salida en la cara interna del espaldar y la marca hundida del morro sobre su superficie externa. La tortuga cicatrizó todas estas heridas, pero sufrió un crecimiento anómalo de placas y escudos.
Se trata, pues, de un ejemplar traumatizado de la especie Neochelys salmanticensis, que vivió durante el tramo superior del Eoceno medio, hace unos 37 millones de años.
Respecto al depredador, por la forma del morro y de la herida incisiva cónica, se deduce que era un cocodrilo Diplocynodon tormis, poderoso nadador que llegó a medir 4 metros de longitud.

E. Jiménez Fuentes (2006)

La tortuga lisiada de Corrales

En noviembre de 1994, una excavación realizada por Luis Alonso Santiago y Luis Alonso Andrés en la cantera de arcilla “El Tejar”, de Corrales del Vino (Zamora), permitió la extracción, entre abundante material fósil, de varios ejemplares casi completos de PELOMEDÚSIDOS.

Estas tortugas tropicales de río, determinadas como NEOCHELYS aff. SALMANTICENSIS, eran al desenterrarse de color blanquecino, algo amarillento o rojizo, pero uno de ellos apareció con un bello barniz negruzco, que se perdía lentamente en contacto con el aire. Se procedió a su inmediata protección con endurecedores.
Ya en el laboratorio se observó que el individuo oscuro, familiarmente llamado “el eunuco”, presentaba numerosos traumatismos por mordedura, dando la impresión como si hubiese sido “masticado”. Todas las heridas estaban cicatrizadas.
Una de las heridas había sido producida claramente por un diente de punta roma. En el lado derecho pueden verse unos arañazos o desgarraduras. La parte trasera está arrancada, marcándose en la cicatriz la huella de cuatro dientes.
Pero, además, la cintura pélvica está desplazada de su sitio. Parece como si, con la parte arrancada del espaldar, el último mordisco del depredador se hubiese llevado la pata izquierda, y algo más… Y, sin embargo, con tan terribles heridas, la tortuga vivió, conservando para nosotros la historia de sus cicatrizaciones y del crecimiento anómalo de placas y escudos.
¿Qué depredador la lisió? En la época en que ocurrieron estos hechos (tramo medio del Eoceno medio, hace unos 42 millones de años), los cocodrilos dominaban en los ríos zamoranos, y también fuera de ellos. Diplocynodon tenía dientes puntiagudos; Asiatosuchus, romos, como para triturar su presa.
En su vagar por el río, un Asiatosuchus atrapó a esta Neochelys. Al no poderla romper, repitió los mordiscos hasta pillar de refilón la parte de atrás, arrancándola. Es evidente que hubiese preferido cazar una tortuga más blanda, fácilmente triturable, pero los cocodrilos con hambre no suelen hacer ascos a ningún bocado…

E. Jiménez Fuentes (2006)

La tortuga «bisexual» de Zamora

El ejemplar STUS 2579 fue descubierto por Ángel Corrochano en marzo de 1983, en la cuneta de un camino, 2 km al sur de Jambrina (Zamora). Fueron necesarios dos días para extraerlo en bloque.

Se trata de un Neochelys aff. salmanticensis, y muestra aplastamiento post-mortem en el espaldar. Junto a él se encontraron un ilion y una placa suelta, también de Pelomedúsidos, y un diente del cocodrilo terrestre Iberosuchus. Pero lo más extraordinario del ejemplar es la extraña excrecencia ósea en un xifiplastron, que rompe la simetría sagital. Dado que uno de los rasgos que diferencian a machos y hembras en los Pelomedúsidos está precisamente en la forma de esta placa, su rareza podría interpretarse como que era «de ambos sexos a la vez». Pero, en realidad, es una hembra deforme.

Al observar desde atrás la cintura pélvica se puede comprobar que también es asimétrica. Y lo mismo debió ocurrir con las patas traseras.

Para facilitar la natación, la excrecencia desarrollada en el xifiplastron compensaría la deformidad de las extremidades. Se diagnostica, pues, como un caso de EXÓSTOSIS COMPENSATORIA, el único conocido en un animal fósil.

Esta tortuga fluvial, ejemplo de supervivencia de un animal minusválido, vivió durante el tramo medio del Eoceno medio, hace unos 42 millones de años.

E. Jiménez Fuentes (2006)

La excavación «Coca-88»

El 1 de diciembre de 1988, al ampliar un camino en el «Vado de Villeguillo», cercano a Coca (Segovia), se descubrió un ejemplar de tortuga gigante, que la pala excavadora había arañado.

Entre 1971 y 1973, Emiliano Jiménez había extraído en esta población otros restos de estos reptiles y otros vertebrados, que motivaron varias publicaciones.

Dicha fauna fósil (el rinoceronte Lartetotherium sansaniensis y el suido Listriodon splendens) supone una edad para los estratos bajos de Coca en el Aragoniense superior, hace unos 13 m. a.

De la excavación se encargó el equipo de la Sala de las Tortugas de la Universidad de Salamanca, con la ayuda de J. Blanco y sus alumnos de la Escuela Taller de Coca, realizándose los días 9 y 10 de diciembre.
Se efectuó por aislamiento lateral, empleándose técnicas de limpieza y endurecimiento con Primal, engasado con pegamento y acetona, socavación basal, recubrimiento con espumas sólidas y arrancamiento.
Finalizado todo, el bloque fue protegido por la Guardia Civil hasta su laborioso traslado nocturno a Villeguillo, llegando a Salamanca el 21-diciembre, donde se procedió a su restauración. Pero eso… es otra historia.

La excavación fue patrocinada por la Junta de Castilla y León.

E. Jiménez Fuentes (2006)

La restauración de «Coca-88»

Finalizada la excavación “COCA-88” comenzó la restauración de la tortuga gigante. Se encontraba protegida por las gasas y poliuretanos de campo y con la base pétrea que se encontraba bajo ella.

Invertido el bloque se extrajo la roca hasta dejar limpio el peto, que estaba completo.
La concavidad del peto y la curvatura hacia delante de la región caudal indican que se trata de un macho adulto. Se endureció todo con paraloid.

Artesanía Orejudo hizo una réplica del peto. Para ello se moldeó un dique de plastilina y se derramó lentamente el poliéster. Del molde sólido se obtuvo la réplica, que se exhibe en una vitrina aparte.
A continuación se separó el peto y se vació de roca el interior del espaldar, descubriéndose la cintura pélvica completa (STUS 12068).
Protegido con gasas, se rellenó el interior del espaldar con poliuretanos, se volteó al ejemplar y se limpió el material de campo, mostrándose en una vitrina.

Esta tortuga (STUS 8372) ha sido determinada como Cheirogaster bolivari (E. Hernández-Pacheco,1917). Vivió durante el Mioceno medio en paisaje de sabanas.
Las dimensiones de este ejemplar son 1,18 x 1,02 cm. Su altura es de 0,80 cm. En el lóbulo delantero del peto muestra un traumatismo, quizás por mordedura.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Las tortugas gigantes de Arévalo (1)

En 1935 J.Royo Gómez describió unas tortugas gigantes descubiertas por A. Martín Alonso en 1933, en Arévalo (Ávila). Las determinó como Testudo bolivari. La presencia del équido Hipparion data el Mioceno superior.

En 1967 Julio García y sus alumnos hallaron un nuevo ejemplar en los escarpes del río Arevalillo, cerca de La Lugareja. La abundante fauna que le acompañaba precisaba su edad en la base del Mioceno superior.
Este patrimonio se encuentra actualmente en el MUSEO DE SABADELL (Barcelona).

En 1980 se encontró otro ejemplar, fragmentado, casi en el mismo lugar que el anterior. Fue extraído por la Universidad de Salamanca y expuesto en una vitrina. La concavidad ventral del peto indica que se trata de un macho (STUS 2414).
La forma de su reborde delantero del peto, comparado con el de STUS 352, del Mioceno medio de Coca (Segovia), motivaron su determinación como Cheirogaster richardi. Sería el NEOTIPO de la especie, al no existir HOLOTIPO.
Sin embargo, el hallazgo en Coca (1988) de otro macho adulto (STUS 8372) permitió corroborar su parecido con el de Arévalo-80. El de Coca-71 es una hembra.
Cheirogaster richardi es, por tanto, SINÓNIMA de la especie Cheirogaster bolivari.

En 1985 Ildefonso Armenteros descubrió, cerca del cementerio de Arévalo, otro ejemplar (STUS 5137), también macho, como se deduce por la gran concavidad del peto, que mide 17 cm de longitud. Está expuesto en vitrina, en apoyo lateral.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Las tortugas gigantes de Arévalo (2)

En octubre de 1989, R. Guerra y R. Ungría, vecinos de Arévalo, descubrieron en el escarpe de la autovía junto al río Adaja, los indicios de una gran tortuga. La Universidad de Salamanca se encargó de la excavación.
En ella, sufragada por la Junta de Castilla y León, intervino la Escuela-Taller de Coca. A 12 m de altura, se hizo en una jornada con la ayuda de una gran grúa de la empresa Fomento.
Aislada manualmente la tortuga, que estaba en posición normal, tenía la parte superior aplastada. El espaldar debió funcionar como una campana de gases, que no soportó el peso de los sedimentos.

La excavación siguió los mismos pasos que la de “Coca-88”, añadiendo el descenso de los 12 m del escarpe con una gran grúa. El peso del bloque era de unos 300 kg.
Invertido el bloque, en el laboratorio se limpió la roca infrayacente. El peto estaba completo, excepto el borde delantero. El caparazón mide 1,06 x 0,77 m. Su altura era mayor de 0,5.
En el centro del peto se ve que la fontanella está abierta, propio de un individuo inmaduro.
La concavidad del peto indica, además, la masculinidad de este ejemplar, numerado STUS 8373. Se expone en vitrina, en la entrada de la Facultad de Ciencias.

Las tortugas gigantes de Arévalo (Cheirogaster bolivari = “Cheirogaster richardi”) vivieron en un paisaje de sabanas, acompañando a équidos (Hipparion), rinocerontes, jiráfidos, etc., en la base del Mioceno superior, hace unos 11 m.a.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Los bloques de San Morales y Babilafuente (Salamanca)

(La «tortuga rodada» y los «Pelomedúsidos rojos»)

El ejemplar STUS 14.035 fue encontrado por E. Carbajosa al SE de San Morales (Salamanca) en 1971. El bloque fue extraido por Antonio y Mercedes Arribas Rosado y J.Pardillo y restaurado por Benito Fincias en 1983.

STUS 14.035 es un PELOMEDÚSIDO (Neochelys) que, muerto, fue arrastrado por las aguas. Pero los fragmentos del caparazón no se dispersaron. La erosión reciente destruyó la parte delantera del peto y todo el lado derecho.

El hueso que está junto a la ingle izquierda NO ES DE UNA PATA DEL ANIMAL. Se trata de una hemimandíbula derecha de un cocodrilo, Diplocynodon tormis. En ella pueden verse los alveolos de los dientes, rellenos de arenisca. La misma corriente que arrastró a la tortuga dejó la hemimandíbula debajo de ella.

Otro caso similar de arrastre y rotura presedimentarios es el que presenta STUS 2415, descubierto también por E.Carbajosa en 1971 entre Babilafuente y Villoruela. Después de su extracción en bloque, fue restaurado por Concha Jambrina. Se trata de dos individuos de distinto tamaño, arrastrados y rotos por la corriente fluvial.

La presencia en ambos de MESOPLASTRONES los identifica como PELOMEDÚSIDOS (Neochelys sp).
Se les ha conservado en su posición original, invertida. Incluso se dejó el papel de aluminio que les aisló de los poliuretanos durante la extracción.
La tonalidad ferruginosa que les impregna, a ellos y a la roca que los aglutinaba, ha hecho que sean conocidos como los PELOMEDÚSIDOS ROJOS DE BABILAFUENTE.
Debajo de ellos, retenido de las corrientes que les arrastraron, se depositó un diente de cocodrilo, muy corroído, probablemente de Diplocynodon.
Estos animales, habitantes de ríos tropicales, vivieron en San Morales y Babilafuente al final del Eoceno medio, edad determinada por N. López con micromamíferos en Babilafuente y por M. Á. Cuesta con perisodáctilos en Cabrerizos.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Benavente y Bolaños

En octubre de 1989, R. Guerra y R. Ungría, vecinos de Arévalo, descubrieron en el escarpe de la autovía junto al río Adaja, los indicios de una gran tortuga. La Universidad de Salamanca se encargó de la excavación.
En ella, sufragada por la Junta de Castilla y León, intervino la Escuela-Taller de Coca. A 12 m de altura, se hizo en una jornada con la ayuda de una gran grúa de la empresa Fomento.

Aislada manualmente la tortuga, que estaba en posición normal, tenía la parte superior aplastada. El espaldar debió funcionar como una campana de gases, que no soportó el peso de los sedimentos.

La excavación siguió los mismos pasos que la de “Coca-88”, añadiendo el descenso de los 12 m del escarpe con una gran grúa. El peso del bloque era de unos 300 kg.

Invertido el bloque, en el laboratorio se limpió la roca infrayacente. El peto estaba completo, excepto el borde delantero. El caparazón mide 1,06 x 0,77 m. Su altura era mayor de 0,5.
En el centro del peto se ve que la fontanella está abierta, propio de un individuo inmaduro.
La concavidad del peto indica, además, la masculinidad de este ejemplar, numerado STUS 8373. Se expone en vitrina, en la entrada de la Facultad de Ciencias.

Las tortugas gigantes de Arévalo (Cheirogaster bolivari = “Cheirogaster richardi”) vivieron en un paisaje de sabanas, acompañando a équidos (Hipparion), rinocerontes, jiráfidos, etc., en la base del Mioceno superior, hace unos 11 m.a.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Las tortugas de Salamanca (1)

Desde 1965, la actividad de E. Jiménez Fuentes y sus alumnos de la Facultad de Ciencias, especialmente Eduardo Carbajosa, motivó el descubrimiento de numerosos restos fósiles de tortugas en el Teso de la Flecha, a 7 km de Salamanca.

El primero que se describió (STUS 180) es el holotipo de la especie Neochelys salmanticensis, incluida en principio dentro del género Stereogenys.

Poco después, en 1968, E. Carbajosa halló otro ejemplar, un peto (STUS 245) y, en 1969, un caparazón completo (STUS 263), que se extrajo en bloque.
El mismo E. Carbajosa restauró el bloque, descubriendo la pelvis y levantando el espaldar. Separada la arenisca interna, apareció el peto.

El Teso de la Flecha es un escarpe de 60 m sobre el río Tormes. Los fósiles datan la parte superior del Eoceno Medio.

Estos quelonios se encuadran dentro de la familia de los PELOMEDÚSIDOS, tortugas fluviales de habitat tropical, que hoy viven en Sudamérica, África Central y Madagascar.

E. Jiménez Fuentes (2006)

Las tortugas de Salamanca (2) (Otros Pelomedúsidos)

Entre 1968 y 1972 se encontraron, en el Teso de La Flecha (Salamanca), varios fragmentos de Pelomedúsidos.

La distinta disposición de los escudos dérmicos en el lóbulo delantero del peto motivó que se citasen 2 especies diferentes a Stereogenys” salmanticensis: “Podocnemis entodermica” y “Podocnemis armuniensis.

Más tarde, la multiplicación de hallazgos llevó a la conclusión de que eran sinónimas de Neochelys salmanticensis, especie con gran variabilidad individual.

De Aldearrubia, en estratos situados por encima de los del Teso de La Flecha, proceden 2 ejemplares con 2 intergulares y el borde delantero rectangular: Duerochelys arribasi.

Años después apareció un tercer ejemplar muy cerca, en Babilafuente. Hoy se considera a Duerochelys como Neochelys.

E. Jiménez Fuentes (2007)

Yacimientos de mamíferos

CASASECA DE CAMPEÁN (MP 13-14)

  • Artiodactyla indet.
  • Perissodactyla: Pachynolophus sp.; Plagiolophus casasecaensis, Palaeotheriidae indet.; Lophiodon cf. tapirotherium, Paralophiodon aff. isselense, Lophiodontidae indet.

CORRALES DEL VINO (MP 13-14)

  • Perissodactyla: Pachynolophinae indet.; Pachynolophidae indet.; Paralophiodon aff. isselense, Lophiodontidae.

EL VISO-SANZOLES (MP 14)

  • Rodentia: Zamoramys extraneus.
  • Perissodactyla: Pachynolophus sp.; Plagiolophus sp.

JAMBRINA (MP 13-14)

  • Lipotyphla: Nyctitheridae indet.
  • Perissodactyla: Lophiodontidae indet.; Pachynolophinae indet.

SANTA CLARA DE AVEDILLO (MP 13-14)

  • Marsupialia: Peratherium matronense.
  • Proteutheria: cf. Palaeoryctidae indet.
  • Anagalida: cf. Anagalida indet.
  • Primates: Anchomomys cf. stehlini.
  • Rodentia: Zamoramys extraneus. Microparamys sp.
  • Artiodactyla: cf. Dichobunidae indet.
  • Perissodactyla: Plagiolophus cf. casasecaensis.

CAENES (MP 15-16)

  • Creodonta indet.
  • Primates: Anchomomys sp., Microadapis sp.
  • Artiodactyla: Leptotheridium sp.; Robiacina sp.
  • Perissodactyla: Paranchilophus sp.; Plagiolophus mazateronensis, Franzenium durense, Lophiodontidae indet.

SAN MORALES (MP 15-16)

  • Perissodactyla: Lophiodon sanmoralense, cf. Anchilophus; Plagiolophinae nov. gen. 2; Plagiolophus sp.; Palaeotheriidae indet.

MAZATERÓN (MP 15-16)

  • Creodonta: Proviverra sp.
  • Primates: Anchomomyini indet.; Adapidae indet.; Pseudoloris sp.
  • Rodentia: Sciuroides cf. siderolithicus, Pseudoltinomys crebrum, Pairomys ibericus.
  • Artiodactyla: cf. Dacrytherium; cf. Leptotheridium; cf. Dichodon; Anoplotheriinae nov.gen.
  • Perissodactyla: Paranchilophus remyi, Plagiolophus mazateronensis, Leptolophus sp., Plagiolophinae nov. gen.1; Plagiolophinae nov. gen. 2, Palaeotherium giganteum, Cantabrotherium casanovasae, Franzenium durense, Lophiodon sp.

MIÑANA (MP 15)

  • Marsupialia: Amphiperatherium cf. mimutum.
  • Lipotyphla: Saturninia cf. mamertensis.
  • Rodentia: Sciuroides cf. siderolithicus, Pseudoltinomys crebrum, Pairomys ibericus.

DEZA I (MP 15-16)

  • Perissodactyla: Plagiolophus sp.

FUENTESAÚCO (MP 15-16)

  • Perissodactyla: Franzenium durense.

BABILAFUENTE (MP 16)

  • Rodentia: Remys aff. minimus.

VILLAMAYOR (MP 15-16)

  • Artiodactyla: Leptotheridium sp.

DEZA II (MP 17)

  • Rodentia: Theridomys euzetensis, Glamys priscus.

MOLINO DEL PICO (Eoceno superior u Oligoceno inferior)

  • Perissodactyla: Palaeotheriidae indet., Plagiolophus sp..

LOS BARROS (Oligoceno inferior)

  • Insectivora indet.
  • Rodentia: Archaeomys (Blainvillimys) gregarius, ?Pseudoltinomys amblesi.
  • Artiodactyla: Cainotheriidae (Oxacron?), ?Cebochoeridae nov. de gran talla, Artiodactyla indet
M.A. Cuesta (2007)

Casaseca (Pelomedúsidos)

El yacimiento de “La Laguna” fue descubierto por Luis-Ángel Alonso Matilla en 1972, siendo visitado reiteradamente por E. Jiménez, que dirigió las excavaciones de 1981, sufragada por CajaDuero, y las de 1989 y 1990, por la Junta de Castilla y León.

La excavación se afrontó por rebaje de planos horizontales hasta alcanzar el nivel fértil. Se aplicaron técnicas de extracción con poliuretanos y engasamientos endurecidos.

A destacar que en este yacimiento, además de ser la localidad-tipo de Plagiolophus casasecaensis, se descubrieron 9 cráneos de la tortuga Allaeochelys (3 de ellos juntos) y cráneo y mandíbula del cocodrilo Asiatosuchus, únicos en España.

La edad atestiguada por la fauna se sitúa en la parte media del Eoceno medio. Corresponde a un ambiente de ríos tropicales orlados por bosques-galería.

Los Pelomedúsidos son tortugas fluviales que hoy habitan las selvas tropicales de Sudamérica y de África Central. En Zamora se conocen dos especies: Neochelys aff. salmanticensis Neochelys zamorensis. Esta última no se presenta en Casaseca.

FAUNA DE CASASECA DE CAMPEÁN (NO MAMÍFEROS)

PISCES

  • Vixperca corrochani

REPTILIA

  • CROCODYLIA
    • Asiatosuchus sp.
    • Diplocynodon aff. tormis
    • Iberosuchus macrodon
  • CHELONIA
    • Allaeochelys jimenezi
    • Neochelys aff. salmanticensis

E. Jiménez Fuentes (2007)

Casaseca (Caretoquélidos)

Los CARETOQUÉLIDOS son tortugas que hoy nadan en los ríos de las junglas de Nueva Guinea. Se caracterizan por no tener escudos dérmicos (como los TRIONÍCIDOS), pero sí placas periferales.

En ESPAÑA son conocidos desde 1970, en que Emiliano Jiménez reconstruyó el contorno periferal de un ejemplar procedente de Corrales (Zamora), al que llamó Allaeochelys casasecai, en honor a Bartolomé Casaseca.

Las excavaciones en Casaseca de Campeán, en 1981, permitieron deducir, a partir de placas sueltas, el peto y el espaldar.

En junio de 1990 se obtuvo el primer ejemplar con placas conectadas, así como numerosos huesos de extremidades y cinturas, vértebras cervicales, mandíbulas y 9 cráneos, 3 de ellos en un bloque.
Todos los ejemplares se determinaron como de Allaeochelys casasecai, pero en 2005, L. Alonso & L. Alonso crearon una especie de mayor tamaño, Allaeochelys jimenezi, única presente en Casaseca.

Los Allaeochelys vivieron en los ríos tropicales zamoranos a mediados del Eoceno medio. No se les conoce después, sin que se sepa, aún, la causa de su desaparición.

E. Jiménez  Fuentes (2007)

Corrales (Pelomedúsidos)

En febrero de 1993, Luis Alonso informó sobre el hallazgo de un PELOMEDÚSIDO bien conservado en las canteras de cerámica “El Tejar”, de Corrales.

En una actuación de urgencia se procedió a su extracción, durante la cual se descubrieron otros 7 ejemplares y una mandíbula de perisodáctilo con ANODONCIA. Varios muestran mordeduras de cocodrilo, especialmente STUS 14024 (ver La tortuga lisiada de Corrales).

Los 8 PELOMEDÚSIDOS de Corrales evidencian: 1. Las hembras son de mayor tamaño (49-55 cm) que los machos (30-35 cm). 2. La longitud y la anchura en las hembras son casi iguales. 3. Las hembras tienen la terminación xifiplastral apuntada, mientras que en los machos es redondeada.

En Corrales se encontraron, en 1915, dientes de lofiodóntidos y, después de 1965, numerosa fauna que datan el nivel medio del Eoceno medio, en ríos tropicales orlados por bosques-galería.

E. Jiménez Fuentes (2007)

La tortuga fluvial del Eoceno de Zamora

Hacia el año 1860 se descubrieron en sedimentos del Eoceno de Francia restos de extrañas tortugas fósiles que dieron lugar a la determinación de un nuevo género denominado Allaeochelys Noulet 1867. Carentes de escudos dérmicos, se diferenciaban de los Trionícidos por la presencia de placas periferales.

Se consideró un género extinto hasta que en 1886 Walter Froggett y Jas H. Shaw, exploradores de la Sociedad Geográfica, hallaron dos tortugas fluviales de características peculiares, y la enviaron al Museo Australiano de Sidney, donde el investigador E. P. Ramsay determinó una nueva especie, Carettochelys insculpta.

C. insculpta, llamada también tortuga del río Fly, es considerada un fósil viviente, que puede alcanzar hasta 60 cm de longitud de caparazón. Habita en el sur de Irian Jaya (Indonesia) y Papua Nueva Guinea, así como en el noroeste del Territorio Septentrional de Australia.

Su alimentación consiste principalmente en hojas, flores, frutos, vegetación acuática y larvas de insectos, complementando su dieta con moluscos y pequeños peces. El caparazón está recubierto de una piel coriácea; el plastrón es muy pequeño y se halla dotado de un cierto grado de flexibilidad. Sus extremidades presentan forma de aleta. La larga probóscide le permite respirar mientras permanece sumergida.

En 1971, se produce un hallazgo de restos fósiles al abrir un pozo en Corrales del Vino (Zamora). El Dr. Jiménez Fuentes constata por primera vez la presencia del género Allaeochelys en la Península Ibérica, determinando una nueva especie A. casasecai.

Las ulteriores excavaciones dirigidas por Jiménez Fuentes en distintos municipios zamoranos permitieron un conocimiento detallado de su anatomía, no apareciendo hasta 1991 los primeros cráneos. Ese mismo año, L. Alonso Andrés y L. Alonso Santiago, descubrieron un lentejón arenoso que proporcionó más de veinte ejemplares completos, los primeros que se hallaron.

Todas las piezas fueron objeto de un minucioso análisis. A su vez se realizó un estudio cronoestratigráfico y de bioestadística, que incluyó los restos cocodrilianos. La ausencia constatada en los sedimentos inferiores de ejemplares de talla grande, así como del cocodrilo Asiatosuchus, su principal depredador, coadyuvó a la tesis de la dualidad de especies de Allaeochelys.

En el año 2005 fue determinada por L. Alonso Santiago y L. Alonso Andrés, la nueva especie A. jimenezi, afín a la especie A. casasecai, esta de talla menor, presentando diferencias en la morfología de las placas del peto y espaldar, suturas, y volúmenes óseos.

Desde tal fecha la Sala de las Tortugas expone los dos holotipos españoles del género Allaeochelys. La nueva especie fue dedicada al Dr. E. Jiménez Fuentes, fundador del Museo, profesor de Geología de la U. de Salamanca, y gran impulsor de la paleoqueloniología en España.

L. Alonso Santiago & L. Alonso Andrés (2007)

El lodiofidóntido con anodoncia

En la excavación de 1993 en Corrales, se extrajeron, además de quelonios y cocodrilos, mandíbulas y dientes de mamíferos.

Entre los mamíferos destaca una mandíbula (STUS 14.053) con la rama horizontal derecha completa y la izquierda rota detrás del M/1. Los dientes de esta mandíbula muestran un elevado grado de desgaste, EXCEPTO UNO, el P/4 izquierdo. La pequeñez relativa de los caninos sugiere que se trata de una hembra.
La morfología dentaria es la típica de un LOFIODÓNTIDO (perisodáctilo tapiroideo). Su desgaste impide una determinación más precisa.
El P/4 no desgastado se explica por la falta del diente superior que ocluiría con él, es decir, el P4/ izquierdo.
La ausencia de dientes es relativamente frecuente en estomatología humana, diagnosticándose como ANODONCIA en sentido amplio, o AGENESIA DENTARIA.

En la Sala de las Tortugas hay un cráneo de jabalí (Sus scrofa) (STUS 14.054) con esta anomalía, manifestada en la hipodoncia en el M1/ derecho y diferencia de desgaste en los M/1.

En Corrales y Casaseca de Campeán se ha descrito Paralophiodon aff. isselense (Fischer, 1829), especie de la que STUS 14.053 difiere en algunos detalles, si bien menores que con respecto a otros perisodáctilos.

M.A. Cuesta, E. Jiménez Fuentes & P.J. Pérez Pérez (2008)

El Allaeochelys Casasecai de Cazurra (Zamora)

Las primeras piezas catalogadas de la Sala de las Tortugas de la Universidad de Salamanca proceden de un pozo excavado en 1967 en Corrales del Vino. Fueron donadas por B. Casaseca.

Con los fragmentos de placas de tortuga, con superficie esculpida, E. Jiménez, en 1971, dedujo la forma de un CARETOQUÉLIDO, al que llamó Allaeochelys casasecai.

No se hallaron piezas conectadas de Allaeochelys hasta 1991, en las canteras de Corrales.

L. Alonso Santiago y L. Alonso Andrés dedujeron en 2005 la presencia, en Zamora, de dos especies de Allaeochelys de distinta talla, siendo A. casasecai la menor, solo conocida por placas inconexas.

En 2007 las obras de la autovía Zamora-Salamanca pusieron al descubierto, en Cazurra, un nivel muy rico en fósiles, pero de dificilísima extracción.

Entre las piezas de las dos especies de Allaeochelys que se obtuvieron, destaca el primer espaldar conocido con placas conectadas, de A. casasecai (STUS 14127).

Tanto los dos Caretoquélidos, como la fauna que les acompañó, vivieron en un clima tropical cálido y húmedo, en ríos-galería similares a los de las actuales selvas americanas o centroafricanas.

L. Alonso Santiago, L. Alonso Andrés & E. Jiménez Fuentes (2008)

Duerosuchus piscator, cocodrilo del Eoceno de Zamora

La familia Crocodylidae fue descrita por Cuvier en 1807; desde entonces los sucesivos descubrimientos fósiles fueron ofreciendo un conocimiento más exacto de su evolución.

Desde su aparición en el Triásico, los cocodrilianos han desarrollado una multiplicidad de formas, debido a su gran capacidad de adaptación al entorno.

La desaparición de los dinosaurios en el tránsito Cretácico-Terciario, dio lugar a la ocupación de los nichos ecológicos por los cocodrilianos y los mamíferos.

En el hábitat tropical del Eoceno zamorano coexistían diversos géneros cocodrilianos: Iberosuchus macrodon, de hábitos terrestres, con dentición semejante a los dinosaurios carnívoros y una longitud aproximada a los 4,50 m.; Asiatosuchus, de hábitos fluviales, dientes moledores, una longitud aproximada a los 6 m., principal depredador de las tortugas del género Allaeochelys; y Diplocynodon, piscívoro, de morro corto, con una longitud aproximada a los 2 m.

La presencia del Duerosuchus piscator ya había sido detectada en un precedente estudio de bioestadística, realizado sobre osteodermos de las diferentes especies.

En el año 2009 se describe el nuevo género en Corrales del Vino, como consecuencia del hallazgo de un cráneo incompleto, en buen estado de fosilización.

Se estima que la longitud del ejemplar debió alcanzar 1,60 m. El nombre de Duerosuchus piscator obedece a que fue hallado en la actual cuenca del Duero y a la aparente idoneidad de la dentición maxilar para la captura de peces.

La pequeña superficie en que se extrajeron los restos craneales permite suponer que pertenecen a un único individuo, que ha sido numerado como STUS 14133.

L. Alonso Santiago & L. Alonso Andrés (2010)

La tortuga de Asturias

En 1926 se encontraron restos de vertebrados fósiles en las canteras de yeso de Llamaquique, sobre las que después se construyó la Facultad de Ciencias de Oviedo. Entre ellos había una tortuga.

Fue entregada a J.Gómez de Llarena y depositada en el MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES de Madrid. En 1957 F.M.BERGOUNIOUX creó para ella el nombre de Asturichelys multicostatus, incluyéndola dentro de la familia “Polysternidae”.

Sobre el molde interno se ha conservado buena parte del espaldar, que se caracteriza por un número inusual de placas neurales y pleurales: al menos 10.

Del peto se perdió casi todo. Sobre el molde interno se marcaron las huellas de las suturas óseas y otras por rotura y deformación post-mortem del animal.

El hallazgo de tortugas similares en Mazaterón (Soria) permite afirmar que Asturichelys es un Testudínido, afín al género Hadrianus.

 

E. Jiménez Fuentes (2007)

Neochelys Zamorensis

En abril de 1974, E. Jiménez y R. T. J.Moody descubrieron en el “nivel de peces”, de Sanzoles (camino a Escobar), 4 ejemplares de Pelomedúsidos.

Al que estaba en mejor estado, en 1982, E. Jiménez le dio el nombre de Neochelys zamorensis, aunque no fue descrito y figurado hasta 1992.

 

E. Jiménez Fuentes (2011)

Las Tortugas Supergigantes de la Higueruelas

En mayo de 1982 se descubrió una tortuga gigante durante las excavaciones efectuadas por el MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES de Madrid en LAS HIGUERUELAS (Alcolea de Calatrava, Ciudad Real).

Por desgracia, la máquina excavadora no se percató del hecho y cercenó casi todo el caparazón, dejando solo la periferia.

Avisada la UNIVERSIDAD DE SALAMANCA solo se pudo constatar el gran tamaño del individuo, un macho adulto de 1,83 m de longitud, siendo la mayor tortuga de Europa.

Lo que se pudo rescatar mostraba un gran encostramiento calcáreo, que imposibilitó su estudio.

Los tres ejemplares que aquí se muestran (STUS 14170 a 14172) pertenecen a aquel individuo, una tortuga terrestre supergigante, determinada como Cheirogaster sp. (nov. sp. ?).

Hallazgos posteriores en este yacimiento (1990-1991) constataron la presencia de otros machos (cuyo tamaño oscilaría entre 1,80 y 1,90 m), hembras (entre 1,50 y 1,60 m) y otros pequeños quelonios (batagurinos). Se encuentran en el Museo de Ciudad Real.

La edad del yacimiento, atestiguada por una rica fauna de mamíferos y manifestaciones volcánicas, es Villafranquiense inferior (Mn 16a: 3,3 millones de años).

 

E. Jiménez Fuentes (2012)

Allaeochelys enfrentados

El caparazón de los quelonios sin escudos dérmicos se desarticula muy facilmente al perder la piel que lo cubre. Así es en el género Allaeochelys, un  caretoquélido fluvial muy abundante en el Eoceno tropical de Europa, cuyos caparazones completos eran rarísimos en 1990.

El 11 de noviembre de 1990 Luis Alonso Santiago, Luis Alonso Andrés y Eliseo Carrascal descubrieron en las Canteras SAZA, en Corrales del Vino (Zamora) un nivel con 20 caparazones, 120 placas sueltas y centenares de fragmentos. De la excavación se hizo cargo el equipo de la Sala de las Tortugas.

Se conservaron 4 bloques, cada uno de ellos con varios caparazones in matrix. El 12.079 es el único con dos caparazones enfrentados.

DESCRIPCIÓN: 2 espaldares de Allaeochelys jimenezi Alonso & Alonso, 2005, (dados antes como A. casasecai, Jiménez, 1971), en posiciones dorsal (ejemplar A) y visceral (ejemplar B). Hay también un hipoplastron izquierdo (C)(vista ventral), un hioplastron izquierdo (D)(vista visceral), un diente de ?Paralophiodon (E) y una placa periferal IVª izquierda.

Desde el 15 de marzo de 2012 el bloque 12.079 está en una vitrina en el Claustro Alto de la Universidad de Salamanca. Le acompañan el cuadro “Aurora de los Tiempos Modernos“, de Ángel Cuesta y un Gigantopecten albinus, molusco

del Tortoniense (-8 M.a.) de Niebla (Huelva).

E. Jiménez Fuentes, J. Civis Llovera, L. Alonso Santiago & L. Alonso Andrés (2012)